“Y que gane el mejor”, es la frase que se pronuncia cada vez que dos individuos o equipos confrontan sus fuerzas en una contienda deportiva. Pero, ¿qué significa ser el mejor? ¿Cuáles son los elementos clave para una victoria cuando los talentos de los contendores son muy similares? ¿Por qué algunos deportistas, como Tiger Woods o Michael Phelps, logran ganar más trofeos que otros? Los científicos han encontrado que en competencias elite, en las que los contrincantes de una disciplina tienen un físico y un talento muy similar, quien se queda con la victoria es el que mejor maneje el juego mental.
La mente, según el doctor Patrick J. Cohn, de Peaksports.com, es un arma de doble filo. Puede ayudar a sobrellevar los retos durante la competencia como el estrés y la presión externa, pero también puede ser una barrera que opaca el desempeño físico cuando hay dificultad de concentración, poca confianza e incapacidad para reponerse de los errores durante el partido. Por eso el manejo mental es crucial. “En este contexto, 80 por ciento del impacto en el triunfo lo determinan las herramientas mentales que cada cual ponga a disposición para sacar lo mejor de sí”, le dijo a SEMANA Deborah Graham, sicóloga del deporte y directora de golfpsych.com.
El ejemplo del tenista Roger Federer, cuya imagen llorando su derrota frente a Rafael Nadal en el abierto de Australia todavía está fresca, sirve para ilustrar cómo la mente puede sabotear la victoria de un campeón. No en vano, la mayoría de titulares sugerían que Federer, quien nunca ha usado los servicios de un sicólogo deportivo, debía ir a terapia. Para los expertos el problema del tenista no está en su capacidad técnica o física sino en su cabeza, pues luego de ser el rey de la cancha apareció un contrincante que, en términos deportivos, le encontró su talón de Aquiles y le perdió el respeto. Consciente de cuál es su lado débil, la estrategia mental de Nadal ha sido mantener su foco de atención por largos períodos y hacer uso de su gran capacidad para tolerar la frustración. “Esto le permite seguir y seguir hasta que el otro se equivoque”, dice el chileno Rodrigo Caua, sicólogo de la actividad física. Además, “la presión sicológica para Federer es mayor porque tiene más que perder”, dice María Clara Rodríguez, directora del posgrado de Sicología Deportiva de la Universidad del Bosque.
En el otro extremo se puede colocar a Tiger Woods, uno de los responsables de que el tema de la sicología deportiva haya tomado auge en el mundo. Para los científicos, Woods es el ejemplo viviente de la sicología de un ganador. Su fortaleza mental se caracteriza por la confianza en sí mismo y la capacidad para tolerar la frustración, dos temas que muchos no tienen en cuenta y que son cruciales, pues de la falta de confianza se derivan la falta de atención y la ansiedad. En efecto, entre los grandes obstáculos mentales en el juego está derrumbarse luego de un error o preocuparse por lo que los demás piensan de su desempeño. En el caso de Woods, no es que él sea diferente y no sienta miedo o no se autocritique por sus errores, sino que sabe manejar mejor estas emociones que otros.
Para Graham, otra gran habilidad de Woods es la capacidad para calmarse, aislar al público y pensar en abstracto. En el campo de juego esto se traduce en una sensación de relajamiento, confianza y diversión a pesar de todo el dinero y el prestigio que se juega cada vez que golpea la bola. Y esto es lo que los deportistas reportan como estar en la ‘Zona’, un lugar especial donde su trabajo logra ser excepcional, consistente y todo fluye. “El atleta está totalmente enfocado en el deporte y tiene un alto grado de confianza. Es un estado mental que los ayuda a desempeñarse en el más alto nivel”, explica Cohn.
Para entender mejor cómo llegar a la ‘Zona’, Graham hizo un estudio con 350 golfistas del torneo PGA y encontró ocho rasgos mentales que poseen los ganadores (ver recuadro). No todos los tienen de manera innata, ni siquiera Woods. Pero el que quiere llegar al podio debe manejarlos, como lo ha hecho el golfista.
El tema es complejo, pues aunque es importante hacer énfasis en la victoria, un entrenamiento basado en el resultado puede ser perjudicial y alejar al deportista del presente. Además, las expectativas muy altas y poco reales pueden llevar a una frustración que le quita flexibilidad mental al jugador para reponerse de sus fallas durante el juego. Lo ideal es que el deportista “se concentre en cada jugada y en lo que es importante en el momento”, asegura Cohn. Para otros, tener objetivos claros es determinante. “No es lo mismo llegar a unos Olímpicos diciendo ‘vamos a ver cómo nos va’ a llegar diciendo ‘vengo por ocho medallas de oro’”, dice García.
Aunque se rumora que Tiger Woods utiliza técnicas como la hipnosis y la meditación, la mayoría de sicólogos se valen de estrategias convencionales como las terapias cognitivas y de visualización, que se practican unos minutos antes del partido. En un cuarto tranquilo y con los ojos cerrados, el deportista debe imaginar en su mente un partido perfecto, con lujo de detalles y a todo color. Los tenistas reportan que este tipo de ayudas es de gran valor, pues reducen la ansiedad antes de una competencia.
El neurofeedback es otra nueva técnica que se emplea para ciertos deportes como la arquería, el tenis y el golf, entre otros, y consiste en colocar electrodos en la cabeza que le permitan al jugador aprender a controlar las ondas cerebrales. Luego del entrenamiento, que exige varias sesiones, el jugador puede hacerle una ‘pausa’ a la ansiedad y a la falta de concentración durante la competencia. También ha demostrado que ayuda al jugador a acercar más la imagen mental del movimiento con el golpe real. “Esto le da más calidad y exactitud a un saque, a un servicio o a un ’swing’”, dice Andrés Osuna, sicólogo de Recta Mente.
Existen otras técnicas para ayudar al deportista a ‘digerir’ el trauma emocional de una lesión física. Los sicólogos consideran que algunos no pueden volver a tener la misma confianza en su capacidad física después de una lesión o tienen un miedo exagerado a que algo similar vuelva a suceder, aunque el problema físicamente ya esté superado.
“Ese nerviosismo causa que los músculos se endurezcan y que el deportista no pueda ejecutar una acción con la misma habilidad que antes”, explica Alan Goldberg.
Pese a la evidencia científica, aún son muy pocos los deportistas que tienen un entrenador personal para la mente, porque se cree que no es necesario. A veces sólo recurren al sicólogo cuando el juego está mal. En otras ocasiones, quienes reciben el entrenamiento sicológico son los entrenadores, pues algunos pecan por creer que estimular y humillar son una misma palabra. Aunque cada vez hay más ayudas, en Colombia y en el mundo todavía se requiere de mucho esfuerzo para que los deportistas le echen cabeza al juego.